miércoles, 13 de marzo de 2013

Los hombres son de twitter y las mujeres de tuenti



En la antigua Grecia los hombres temían a las mujeres, por su superior energía sexual. Los griegos pensaban que las mujeres tenían un apetito sexual insaciable. Por todo esto eran apartadas de la vida social y política. Su función esencial era el cuidado de la casa y la procreación. Los hombres rara vez mostraban afecto público con sus mujeres y parejas.

Por otra parte en la Grecia clásica la homosexualidad estaba ampliamente admitida y los hombres preferían incluso a otros hombres para el placer sexual. Hoy en día se considera, por lo general, que los hombres buscan a una mujer para tener un contacto sexual y que las mujeres prefieren con los hombres una relación estable. Un hombre normal está siempre predispuesto a tener sexo con una mujer cualquiera en cambio la mujer es una incógnita. La homosexualidad está permitida pero es considerada antinatural, inmoral y rara.

Pero toda esa dualidad entre hombres y mujeres obliga a la larga a que cada parte asuma unos roles. A cada parte se le asocian unas características que, mayoritariamente, en mayor o menor medida, marcan la identidad sexual. Hay características que claramente diferencian hombres y mujeres como la vagina o el pene, otras como el mayor apetito sexual o la intuición, científicamente, no demuestran taxativamente una diferencia tajante entre lo intrínsecamente masculino o femenino; sin embargo la mayoría manda, tanto política como económicamente. El hombre y la mujer muchas veces están obligados a amarse, pero no a entenderse, ese verbo se reserva para conductas desviadas. Surgen así muchas preguntas que quedan aletargadas en el inconsciente colectivo, para muestra los botones de la chaqueta metálica:

¿Por qué los hombres no se sienten atraídos por mujeres inteligentes?

¿Por qué a las mujeres les gustan los chicos malos?

¿Por qué los hombres no respetan a las mujeres?

¿Por qué las mujeres son tan arrogantes?

Las respuestas concretas a estas preguntas se pueden encontrar fácil por internet y la mayoría de contestaciones aceptadas dan motivos antropológicos, los cuales comprende la mayoría de la población. Aunque mi pensamiento y la experiencia empírica me obligan a aferrarme al siguiente aforismo que intento hacer universalizable:

"Cada contraparte, si quiere algo en concreto, no debería ignorar las cosas grandes y ver sólo las pequeñas; pero si en cambio se quiere a alguien en concreto, no hay que ignorar las cosas pequeñas y vivir esforzándose simplemente en ver las cosas grandes."

La moraleja aquí es que no te puedes fiar de estereotipos, debes conocer a la persona en concreto. Sólo así se llega a la igualdad y a una sociedad auténticamente democrática, aunque esto sea otra historia más inconsciente, más colectiva.

De todas maneras me voy a permitir el lujo de dar una respuesta conjunta y desarrollada a todas estas preguntas conjuntas: Los hombres no se sienten atraídos por las mujeres inteligentes porque a ellas les gustan los chicos malos, lo cual no parece muy inteligente, pero esto lleva a los hombres a no respetar a las mujeres, lo cual hiere el orgullo de éstas y las hace ser arrogantes. Pero esta respuesta, no obstante, se debe a mayorías socialmente aceptadas.

Cualquier competencia es buena para afirmar la complementariedad entre hombres y mujeres. No la competencia para salir victorioso, para ganar, sino la que se usa para determinar un status dentro de una relación de pareja, la competencia quizás, en este caso, para asegurar la regeneración común de la especie humana. Cualquier regla se puede utilizar para entenderlo, desde que el hombre es de Marte y la mujer de Venus o que el hombre es de yahoo y la mujer de google. Pero aquí no regiría tanto la ley de la oferta y de la demanda sino, a mi juicio, la ley de la oferta y de la competencia.

Otra pregunta más interesante: ¿por que las mujeres ligan más que los hombres?. Es un poco absurda la cuestión porque las mujeres en realidad ligan igual que los hombres, si son heterosexuales. No es que los hombres compren y las mujeres vendan, sino que los hombres se venden muy mal, al estar la mayoría siempre dispuestos a un contacto sexual. Con esto me retomo al inicio entrada, en Grecia se sabía que las mujeres tienen más energía sexual.

Yo me imagino un mundo en el que el ser humano sea inmortal. Entonces habría una lucha extrema entre ambos géneros, que se habrían degenerado antropológicamente y se verían mutuamente como dos especies. De hecho mucha gente se refiere al otro género, de manera equivocada y a veces insultante, como una especie, siempre inferior, yo eso lo considero una especie de racismo primitivo.

Desde el inicio de la historia, desde la creación del primer tótem, se nos ha controlado grupalmente de muchas maneras. Hoy en día no nos reproducimos artificialmente como en una novela de ciencia ficción, pero quizás muchas veces sí que nos comportamos de esa forma. Los humanos nacemos como cerditos en un criadero, nos capan para controlar nuestros instintos (puritanismo), y nos cortan la cola y colmillos para que, en teoría, no nos mordamos entre nosotros (igualdad) y podamos crecer en las condiciones más higiénicas (pacíficas). Y así estamos preparados para que la sociedad nos consuma impersonalmente, algo que es inhumano. Sólo con el tiempo algunos recobran su identidad y les crecerán esos órganos, según la vida que han llevado. A los hombres nos hacen creer que somos más inteligentes que las cerditas pero en realidad es un reparto de energía, porque ellas pueden pensar menos y así dedicarse a otros menesteres. En las parejas, masculino y femenino, uno ocupa un roll pasivo y otro activo, y las decisiones siempre acaban tomándose, con estos principios, mediante un procedimiento de cooptación; o dicho de otra manera: el hombre propone y la mujer dispone. El hombre y la mujer cuando se unen forman una pequeña sociedad y cada uno tiene que tomar un cargo. Estos cargos se han establecido por mayorías sociales por pura economía capitalista, por la mano invisible de un hombre que moldeó la idiosincracia femenina.


Por otra parte pienso que los hombres gastan, directa o indirectamente, una energía descomunal para seguir los ritos sociales y poder aparearse con una mujer, cosa que les lleva a frustrarse muchas veces cuando no consiguen su objetivo y muchos tienden, por arrogancia, a transformar su amor en odio, esto es un mecanismo que se adopta por el subconsciente y se conoce como "formación de reacción". También muchas mujeres tienden a transformar su desinterés en odio, en este caso, con estas circunstancias, el mecanismo subconsciente se llamaría "desplazamiento".

Como los hombres gastan más energía y su estructura genética está más adaptada para realizar trabajos físicos, idearon el dinero como una representación tridimensional de su poder. Esto les facilitó a muchos comprar a las mujeres, en lugar de tener que ganárselas con comunicación y confianza. Esta estructura hoy en día no se sostiene por ningún lado, por eso a la mujer le resulta tan fácil socavar el débil orgullo masculino. La mujer suele esperar, por lo general, una conducta determinada de los hombres. Esto es así porque aunque parezca que el hombre es socialmente superior a la mujer, en realidad esta superioridad no se da por inducción, sino que es una argucia que el predispone y la mujer consiente. Una mujer puede seguirle el flirteo a un hombre por muchos motivos, pero siempre esperará que el hombre flirtee con ella por un sólo motivo.

Cada sociedad tiene unos patrones de conducta y unos rolles para hombres y mujeres. El hecho de que la sociedad occidental predomine en el planeta no significa que sea la única. La naturaleza no puede absorber tanto abuso a su matriz.

La androginia se considera, en psicología, cuando una persona tiene un equilibrio entre características psíquicas que tradicionalmente se asocian a lo masculino o a lo femenino. No podemos afirmar que un hombre es menos masculino si cuida de sus hijos y hace las tareas de la casa, o si no le gusta el fútbol y en cambio le gustan las telenovelas. Ni las mujeres pueden considerarse menos femeninas si se acuestan con muchos hombres, o no llevan nunca tacones o toman la iniciativa para iniciar una relación con un hombre. Creo que esto es algo que puede entender cualquiera. Generalmente se acepta socialmente mucho más al hombre andrógino que a la mujer. No en vano el prefijo andro- se refiere a lo masculino. De hecho genéticamente el hombre se considera un cigoto con cromosomas básicamente femeninos que en algún momento de la división celular adquirió las características básicas del género masculino.

En definitiva la identidad sexual masculina y femenina no se adquieren con el nacimiento, sino que se van desarrollando a lo largo de toda la vida. Así por ejemplo a las mujeres les crecen los pechos y tienen la primera regla en la pubertad. En cambio en esta fase del crecimiento a los hombres les crece el vello corporal y adquieren un tono de voz más grave. Sin embargo es cada vez más común en los hombres que aparezcan especímenes sin apenas vello corporal, cosa que no acaba de desagradar a la mayoría de las mujeres. A las mujeres les gusta, cada vez más, que los hombres sean agradables, que les hablen con palabras bonitas y que les traten con delicadeza. Todo esto no es muy compatible con un organismo acostumbrado a producir testosterona. Además en el mundo occidental el esperma masculino cada vez es de peor calidad.

Si la ginecología es la parte de la medicina que trata las enfermedades del sistema reproductor femenino, la andrología es la contraparte, que se encarga del funcionamiento anormal de las funciones reproductivas del hombre. Esta última disciplina es relativamente nueva.

El debate está abierto...